Los mayores y las drogas: respuestas sanitarias y sociales

Introducción

Esta miniguía se inscribe en un conjunto más amplio, que comprende Health and social responses to drug problems: a European guide (Respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con el consumod drogas: una guía europea). En ella se ofrece una visión general de los principales aspectos que es preciso tener en cuenta a la hora de planificar o proporcionar respuestas sanitarias y sociales a las personas mayores que consumen drogas, y se examina la disponibilidad y la eficacia de las respuestas. También tiene en cuenta las implicaciones para la política y la práctica.

Última modificación: 10 de julio de 2023

Contenido:

Visión general

Cuestiones principales

En general, Europa tiene una población envejecida y cada vez es mayor el porcentaje de personas mayores de 40 años que presentan problemas de consumo de opiáceos. Así se refleja en la edad cada vez más avanzada de quienes se encuentran en tratamiento por drogodependencia y de quienes mueren por sobredosis de opioides. El consumo problemático de otras drogas, como las benzodiazepinas, también suscita cada vez mayor preocupación.

En el grupo de personas mayores consumidoras de opioides, el proceso de envejecimiento físico puede verse acelerado por los efectos acumulados del policonsumo y una mala salud persistente en el tiempo. Estas personas también pueden presentar una mayor propensión a las infecciones, las sobredosis y el suicidio.

Además, es posible que sus redes sociales hayan disminuido por efectos de muerte prematura o de estigmas asociados a su persona, lo cual podría incrementar la exclusión social y el aislamiento respecto a sus familiares. El estigma también puede actuar como un obstáculo para la búsqueda de ayuda

Respuestas

En la actualidad es escaso el número de intervenciones orientadas a abordar las necesidades específicas de las personas mayores que consumen drogas y es necesario desarrollar la base empírica para tales intervenciones. Las respuestas principales pueden incluir:

  • servicios de tratamiento por consumo de drogas adaptados a las necesidades de las personas mayores que dispensen una atención multidisciplinar con el fin de abordar sus necesidades médicas y psicológicas, así como su aislamiento social.
  • mejor acceso y utilización de tratamientos antivíricos para la hepatitis C.
  • atención sanitaria física adecuada, incluidos servicios sanitarios dentales.
  • concienciación y formación del personal sanitario y la asistencia social responsable del tratamiento de ancianos sobre el modo de responder frente a las necesidades de las personas mayores con problemas relacionados con las drogas, para garantizar la asistencia adecuada y evitar la estigmatización.
  • residencias de ancianos especializadas para la atención residencial prolongada de personas mayores que consumen drogas;
  • apoyo con el fin de promover y aumentar la autoestima, la aceptación y los sentimientos positivos respecto al futuro, incluidos los enfoques basados en personas en idéntica situación;
  • provisión de viviendas seguras y adecuadas.

perspectiva europea

En Europa, el tratamiento y la asistencia a las personas mayores con problemas de consumo de drogas son limitados , porque la mayoría de los servicios se crearon para cubrir las necesidades de una cohorte de consumidores de drogas de edades más jóvenes. En Alemania, Dinamarca y Países Bajos existen residencias con asistencia médica especializadas dirigidas a personas mayores con problemas relacionados con las drogas que no pueden cuidar de sí mismas.

La planificación de servicios dirigidos a satisfacer las futuras necesidades sanitarias y sociales del creciente número de personas mayores que consumen drogas en Europa requerirá servicios de atención especializados; un enfoque integrado y multidisciplinar con asociaciones interinstitucionales y la remisión entre servicios sanitarios y sociales especializados y generales.

Cuestiones clave relacionadas con las personas mayores y el consumo de drogas

Se considera que las personas mayores con problemas relacionados con la droga son aquellas de 40 años o más cuyo consumo de drogas a largo plazo les perjudica o las expone a un alto riesgo de sufrir tales daños. Sin embargo, algunas de las cuestiones debatidas son pertinentes para grupos de personas mayores con problemas de drogadicción que se encuentran a la edad de jubilación o la han superado. Es muy posible que sufran consecuencias vitales negativas debido a su consumo de drogas y que sus características y trayectorias difieran respecto de las de personas más jóvenes en su misma situación.

Las personas mayores con patrones de consumo crónico de opioides representan un porcentaje cada vez mayor de personas que consumen opioides en Europa. A lo largo de las dos últimas décadas, la edad media de los clientes sometidos a tratamiento por problemas relacionados con el consumo de opiáceos ha aumentado desde los primeros treinta hasta los últimos treinta años, mientras que también ha aumentado el promedio de edad de las personas que mueren por muerte relacionada con las drogas (principalmente en relación con los opioides). El número de personas mayores con problemas de consumo de drogas necesitadas de asistencia sanitaria y social seguirá aumentando en los próximos años, especialmente en los países de Europa Occidental que experimentaron las primeras epidemias de heroína en los años ochenta y noventa. En este contexto, existe una creciente necesidad de desarrollar políticas, tratamientos y servicios que respondan a las necesidades de esta población en Europa.

Una amplia diversidad de problemas de salud puede reducir la calidad de vida de las personas con un largo historial de consumo de drogas. Una gran proporción de personas mayores con consumo problemático de drogas en Europa empezaron a consumir heroína durante las décadas de los ochenta y noventa. Muchos de los que llevan mucho tiempo inyectándose han contraído infecciones por el VIH y el virus de la hepatitis C (VHC). La mejora de los tratamientos está ayudando a las personas con estas infecciones a prolongar su tiempo de vida, pero su largo historial de consumo problemático de drogas también puede haber acelerado su envejecimiento físico. Por lo general, este grupo presenta mayores índices de problemas de salud somática y mental que aquellas personas en situación idéntica que no consumen drogas y que los jóvenes que también las consumen. También es posible que los trastornos degenerativos, los problemas circulatorios y respiratorios, la diabetes, la hepatitis y la cirrosis aparezcan antes. También suelen presentar más riesgos de sufrir infecciones relacionadas con las drogas, sobredosis y suicidios. Además, los problemas de salud mental pueden ser un grave motivo de preocupación.

Muchas personas de edad avanzada que utilizan opioides reciben o han recibido tratamiento con metadona o buprenorfina. No obstante, es poco lo que sabemos en la actualidad sobrela interacción y la eficacia de los medicamentos opioides y los tratamientos para los trastornos físicos y la insuficiencia hepática. Los profesionales de la medicina general pueden encontrar problemas para proporcionar un alivio adecuado del dolor a las personas mayores que consumen opiáceos , ya que estos pacientes pueden presentar mayor tolerancia a los analgésicos opiáceos y, en ausencia de orientaciones sobre el tratamiento eficaz del dolor para este grupo, existe el riesgo de que la medicación prescrita por los servicios sanitarios sea insuficiente. Los proveedores de asistencia sanitaria también deben ser conscientes de que algunos fármacos que suelen recetarse a las personas con problemas de consumo de opioides, frecuentemente junto con el tratamiento sustitutivo de opioides, presentan un elevado riesgo de sobredosis, debido a sus efectos depresores sobre el sistema nervioso central. Estos incluyen los fármacos gabapentinoides, recetados para el dolor neuropático, y benzodiazepinas.

Las tasas de infecciones víricas transmitidas por la sangre suelen ser elevadas entre las personas de edad avanzada con largas trayectorias de inyección de opioides, y las personas mayores que utilizan opioides que contrajeron el VHC en una fase temprana de su vida corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas y cáncer si no reciben tratamiento.

Una proporción significativa de las personas mayores con problemas de consumo de drogas vive sola, necesita vivienda y está desempleada e inactiva económicamente. La falta de empleo reduce las redes sociales, las habilidades y los conocimientos y consolida la marginación y el aislamiento. El estigma y la discriminación por motivos de edad se suman a la exclusión social y al aislamiento de las familias y los amigos, que son habituales en este grupo. Estas personas son vulnerables a la depresión y la soledad porque sus redes sociales se reducen ya que otros consumidores de drogas de edad avanzada mueren o se recuperan de la adicción y reencauzan sus vidas. El estigma y la vergüenza derivados de seguir consumiendo drogas a medida que envejecen pueden ser un obstáculo para que busquen ayuda, se involucren en comunidades de recuperación o busquen asistencia sanitaria.

Aunque la miniguía se centra principalmente en las personas mayores con problemas asociados al consumo de opiáceos, a menudo junto con otras drogas y alcohol, también existen grupos de personas mayores con un consumo problemático de otras drogas, por ejemplo cannabis y medicamentos como las benzodiacepinas. Los adultos de más edad pueden tener una mayor sensibilidad a las benzodiazepinas y a los medicamentos conexos y una menor capacidad para metabolizar algunos agentes de acción más larga, como el diazepam. Estos fármacos también aumentan el riesgo de deterioro cognitivo, delirio, caídas y accidentes. Aunque en el pasado se ha prestado menos atención a los problemas de las personas mayores que consumen estas otras drogas, algunas de las respuestas aquí comentadas para las personas que consumen opioides también pueden ser relevantes para estos grupos, y algunos servicios específicos, así como una mayor participación de la atención primaria, pueden ser necesarios. Se están empezando a elaborar nuevas directrices sobre la prevención, la evaluación y el tratamiento de problemas para la prestación de servicios específicos de estos grupos.

Respuestas a los problemas relacionados con las drogas entre las personas mayores

La ampliación de los servicios de reducción de daños en muchos países europeos ha mantenido a los consumidores problemáticos de heroína en vida hasta la vejez. En general, las personas mayores que consumen opiáceos son tratadas en los servicios de drogodependencia convencionales. Hay algunas intervenciones que se centran en sus necesidades específicas, pero aún no se ha desarrollado una base empírica sólida para estas intervenciones. Las respuestas clave para esta población pueden incluir:

  • servicios de tratamiento del consumo de drogas adaptados a las necesidades de las personas mayores que ofrezcan una atención multidisciplinar para abordar sus necesidades médicas y psicológicas, así como su aislamiento social.
  • atención sanitaria física adecuada, incluidos servicios sanitarios dentales.
  • mejor acceso y utilización de tratamientos antivíricos para la hepatitis C.
  • residencias de ancianos especializadas para la atención residencial prolongada de personas mayores que consumen drogas;
  • provisión de viviendas seguras y adaptadas;
  • concienciación y formación del personal sanitario y de asistencia social encargado del tratamiento de ancianos sobre la forma de responder frente a las necesidades de las personas mayores con problemas relacionados con el consumo de drogas, para garantizar la asistencia adecuada y evitar la estigmatización.
  • intervenciones orientadas a abordar el aislamiento social y luchar contra el estigma.

atención integrada y adaptada a las necesidades de las personas mayores

La planificación de los servicios para satisfacer las futuras necesidades sanitarias y de asistencia social del creciente número de personas mayores que consumen drogas en Europa puede requerir servicios de asistencia especializados, un enfoque integrado y multidisciplinar con asociaciones interinstitucionales y la remisión entre servicios sanitarios y sociales especializados y generales. Un enfoque de tratamiento conjunto para las personas mayores con problemas de consumo de drogas, con colaboración entre agencias y remisiones entre servicios sanitarios y sociales especializados y generales resultará de especial importancia. Podría ser necesario impartir formación al personal de los servicios generales para la aplicación satisfactoria de estos modelos de asistencia.

En la actualidad se carece de herramientas de cribado adaptadas y de medición de los resultados del tratamiento para las personas mayores con problemas de consumo de sustancias. Las medidas prácticas necesarias para apoyar la estabilización o lograr la recuperación pueden variar para las personas mayores y jóvenes que consumen drogas; por ejemplo, los servicios podrían considerar el consumo supervisado de metadona en los hogares de las personas mayores que consumen opioides o autorizar un incremento de las dosis que puedan llevarse a casa. La participación de las personas mayores que consumen drogas en el desarrollo de estos servicios será importante para garantizar que tales servicios satisfagan sus necesidades.

Además, los servicios de tratamiento de drogodependencias pueden ser cada vez más necesarios para responder a las necesidades de las personas mayores que experimentan problemas asociados al consumo de otras sustancias, como las benzodiazepinas y, posiblemente, el cannabis, que también pueden requerir servicios personalizados. Esto puede obligar a dotarse de grupos organizados por edades en los servicios, a organizar actividades y eventos sociales y a ofrecer un apoyo constante por parte de personas en la misma situación y voluntarios, con el fin de hacer frente a su aislamiento social.

Atención sanitaria física adecuada, incluidos servicios de atención bucodental.

Acceder físicamente a los servicios puede resultar difícil para las personas mayores con problemas de consumo de opioides y podrían necesitar ayuda con el transporte. Las visitas a domicilio pueden ser necesarias para las personas con problemas de movilidad o que viven en áreas rurales, al igual que los servicios satélite que operan fuera de los centros comunitarios para personas mayores, y que se amplíe el trabajo de divulgación.

Se necesitan enfoques multidisciplinares e innovadores para abordar las necesidades médicas (y dentales), psicológicas y sociales de las personas mayores con problemas de consumo de drogas.

Mejor acceso y utilización de tratamientos antivíricos para la hepatitis C.

La mejora del acceso y la adopción de estas terapias en esta población podría jugar un papel clave. El elevado riesgo de sobredosis mortales que presentan las convierten en un objetivo importante para la distribución de naloxona para llevar a casa y otras estrategias de prevención de las sobredosis.

Residencias de ancianos especializadas para la atención residencial de larga duración de personas mayores que consumen drogas

Existen ciertas residencias especializadas para personas mayores con problemas de consumo de drogas que no pueden cuidar de sí mismas. Alternativamente, las personas con problemas de drogodependencia pueden integrarse en unidades geriátricas hospitalarias y en centros comunitarios para la tercera edad. Actualmente, estas instalaciones no están preparadas para ofrecer toda la evaluación, el tratamiento y la asistencia que pueden necesitar las personas mayores con problemas de consumo de drogas. Cada vez es más necesario que el personal que trabaja en este sector tenga un conocimiento básico de las cuestiones relacionadas con el consumo de sustancias y de cómo puede repercutir en las necesidades de los clientes de mayor edad.

Puesta a disposición de viviendas seguras y adaptadas

En términos más generales, disponer de una vivienda segura y adecuada es un requisito previo para afrontar los desafíos sociales, sanitarios y físicos. Las necesidades de alojamiento de las personas mayores que consumen drogas requerirán a menudo una atención particular a aquellos que decidan alejarse de sus redes de consumo de drogas. Los que continúan consumiendo drogas pueden necesitar un alojamiento en que el consumo de drogas no resulte un problema para su ocupación. Los modelos "Housing-first", que proporcionan alojamiento antes de abordar el problema de drogas de la persona o proporcionar otro tipo de apoyo, pueden ser útiles para las personas mayores que se encuentran sin hogar y consumen drogas (véase Personas sin hogar y drogas: respuestas sanitarias y sociales). Una vivienda adecuada para este grupo de población puede requerir acceso universal a fin de dar cabida a posibles discapacidades. Además, los programas de empleo y trabajo podrían proporcionar a algunas personas mayores que consumen drogas un trabajo seguro, remunerado o voluntario. Los empleadores pueden requerir formación para entender los problemas sanitarios y sociales a los que se enfrenta esta población.

Sensibilización y formación del personal sanitario y de asistencia social

También podría impartirse formación al personal encargado de la atención geriátrica a fin de hacer frente al creciente número de pacientes de este tipo. El personal de los centros de tratamiento del dolor y quienes prestan cuidados al final de la vida pueden beneficiarse de una formación especializada en tratamiento del dolor de aquellas personas dependientes de opioides, basada en protocolos de tratamiento claros. En la actualidad existe un vacío en la base empírica relativa a la práctica eficaz en este ámbito; no obstante, es importante contar con un personal cualificado para mejorar el reconocimiento y la prestación de servicios a las personas mayores con problemas de consumo de opioides.

Intervenciones para abordar el aislamiento social y luchar contra el estigma

El aislamiento social y la soledad, en las personas de este grupo, puede abordarse mediante la ampliación de las estrategias para hacer frente a los obstáculos, la mejora de las redes sociales y el fomento de las actividades que potencian el bienestar. Un estudio piloto en Reino Unido mostró que era posible incluir a las personas mayores que consumen drogas en un programa de ejercicios en gimnasio, sin embargo, varios obstáculos sociales redujeron su capacidad de participación. Los programas de acogida para hombres en Australia, Canadá, Irlanda y Reino Unido han alentado a los hombres mayores a desarrollar un sentido de la identidad, la autoestima y los valores mediante el aprendizaje de nuevas habilidades, el desarrollo de redes sociales y la participación en las comunidades.

Para afrontar la discriminación por razón de edad y el estigma asociado a estos consumidores, las personas mayores en idéntica situación y que hacen uso de los servicios de consumo de las sustancias podrían prestar una valiosa colabración. El apoyo de personas en idéntica situación puede aumentar la autoestima, la sensación de aceptación y de comprensión, e incrementar sensaciones positivas respecto al futuro. Probablemente, las personas en idéntica situación/voluntarias también se beneficiarán de este tipo de interacción. Las intervenciones orientadas a la reinserción social de las personas en la sociedad y a ayudarlas a desarrollar o ampliar las redes sociales pueden contribuir a prevenir la soledad y el aislamiento entre los miembros de este grupo cuando se aplican en una fase temprana del tratamiento.

La base empírica para las respuestas especializadas a los consumidores de mayor edad es actualmente muy limitada. Sin embargo, dado que, a más largo plazo, es probable que las personas mayores de 40 años que consumen opioides constituyan la mayoría de la población que recibe tratamiento por consumo de drogas en Europa, es importante que se aborde esta cuestión y que se desarrollen intervenciones eficaces para fundamentar mejor las políticas y los enfoques. El número de directrices disponibles para responder a este grupo es muy limitado: una iniciativa desarrollado en Europa ha consistido en el desarrollo, por parte de la Sociedad Clínica Europea de SIDA, de un conjunto de directrices en las que se ofrece una visión general de las interacciones de los medicamentos para el tratamiento del VIH/SIDA con otros tratamientos farmacológicos, incluido el tratamiento de agonistas opioides (1). Las directrices, que son objeto de revisión cada dos años, se publican en varios idiomas europeos y pueden ayudar a los médicos a ofrecer un tratamiento y una atención más adecuados a las necesidades de esta población.

Panorama europeo: disponibilidad de las intervenciones relacionadas con las drogas para las personas mayores

La prestación de servicios de tratamiento y atención específicos a las personas mayores con problemas de drogodependencia es limitada y desigual en Europa. La mayoría de los servicios se crearon para satisfacer las necesidades de una cohorte de personas más jóvenes que consumen drogas, y los clientes se han mantenido por lo general en estos servicios generales a lo largo de los años.

En Alemania, Dinamarca y Países Bajos existen residencias con asistencia médica especializadas para personas mayores con problemas relacionados con el consumo de drogas que no pueden cuidar de sí mismas. Dichos centros pueden servir de modelo para los programas residenciales a largo plazo que ofrecen asistencia y apoyo a los consumidores de drogas crónicos que están en fase de envejecimiento. Un ejemplo de Alemania es Condrobs, un servicio que ofrece apoyo de más fácil acceso orientado a la aceptación para las personas mayores que consumen drogas, además de servicios de asesoramiento, un centro de atención residencial y un proyecto de trabajo. Otro ejemplo es el programa de adicción geriátrica, que se desarrolló específicamente en Estados Unidos para atender las necesidades de los adultos mayores con problemas de consumo de sustancias. Se trata de un programa basado en la comunidad que ofrece intervención a domicilio por consumo de sustancias, evaluación y remisión a servicios para personas mayores.

Hay algunos ejemplos limitados de formación impartida para ayudar a los trabajadores a hacer frente al creciente número de dichos pacientes. BeTrAD (Better Treatment for Ageing Drug Users) es un proyecto en el que participan nueve organizaciones asociadas de cinco países de la UE, con el apoyo de la Comisión Europea. El proyecto proporciona a los formadores de adultos y a las organizaciones del sistema de ayuda a las personas drogodependientes, de las instituciones geriátricas y de los gobiernos locales las herramientas y los modelos de buenas prácticas para crear oportunidades de aprendizaje de adultos de cara al establecimiento y a la mejora de los servicios destinados a personas mayores consumidoras de drogas. BeTrAD ha desarrollado un currículo de formación para profesionales de la enfermería, la atención a la adicción y el sistema médico, junto con coordinadores de grupos de autoayuda, lo que refleja un enfoque de proyecto basado en la inclusión de las personas que consumen drogas.

Implicaciones para la política y la práctica

Elementos básicos

  • Entre las cuestiones clave para los proveedores de servicios figuran la modificación o reestructuración de los servicios de drogodependencia y el desarrollo de servicios especializados que atiendan tanto a las necesidades sanitarias como sociales de las personas mayores que consumen drogas.
  • Es preciso disponer de canales de comunicación y de remisión claros entre los servicios de tratamiento de la drogodependencia y los servicios de asistencia sanitaria y social generales.

Oportunidades

  • La inversión en el desarrollo del personal que trabaja en la asistencia general a las personas mayores, a fin de mejorar sus conocimientos sobre las necesidades de las personas mayores con problemas de consumo de drogas, podría mejorar la gestión de los problemas de salud mental y física en este grupo.
  • El desarrollo de protocolos para tratar el dolor de las personas con dependencia de opioides para su uso en unidades y centros de tratamiento del dolor y de cuidados paliativos, favorecería la prestación de una asistencia de alta calidad en estos contextos. Es necesaria investigación para aportar pruebas de buenas prácticas en este ámbito.

Déficit

  • Deben desarrollarse herramientas de detección y medición de resultados que sean adecuadas para las personas mayores con un consumo indebido de sustancias de larga duración y los problemas sociales y sanitarios asociados.
  • Es necesario definir intervenciones y modelos de asistencia prometedores a fin de abordar los problemas sanitarios y sociales que sufre la creciente cohorte de personas mayores con problemas relacionados con los opioides y evaluarlos para identificar y compartir las buenas prácticas.
  • Será necesario desarrollar respuestas que permitan satisfacer mejor las necesidades de las personas mayores que utilizan sustancias distintas de la heroína, incluidas las que utilizan cannabis y estimulantes.

Otros recursos

EMCDDA

Otras fuentes

 

(1) el término «tratamiento con agonistas opioides» se utiliza aquí como lengua preferida para cubrir una serie de tratamientos que implican la prescripción de agonistas opiáceos para tratar la dependencia de opiáceos. El lector debe ser consciente de que este término incluye el tratamiento de sustitución de opiáceos (TSO), un término que puede seguir utilizándose en algunas de nuestras herramientas de recopilación de datos y documentos históricos.

Sobre esta publicación

Esta miniguía ofrece una visión general de lo que hay que tener en cuenta a la hora de planificar u ofrecer respuestas sanitarias y sociales a las personas mayores que consumen drogas, y analiza las intervenciones disponibles y su eficacia. También tiene en cuenta las implicaciones para la política y la práctica. Esta miniguía se inscribe en un conjunto más amplio, que comprende Health and social responses to drug problems: a European guide (Respuestas sanitarias y sociales a los problemas de las drogas: una guía europea).

Citación recomendada: Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (2023), Personas de edad avanzada y drogas: respuestas sanitarias y sociales, https://www.emcdda.europa.eu/publications/mini-guides/older-people-and-….

Identificadores

HTML: TD-07-23-285-ES-Q
ISBN: 978-92-9497-947-6
DOI: 10.2810/046208

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