Las personas mayores de 40 años representan una proporción cada vez mayor entre las personas con un problema relacionado con los opioides en Europa. Ello se refleja en la edad cada vez mayor de las personas que se someten a un tratamiento por drogas y las que mueren por sobredosis de opioides.
En este grupo de personas mayores consumidoras de opioides, el proceso de envejecimiento físico puede acelerarse por los efectos acumulados del policonsumo, la sobredosis y las infecciones a lo largo de muchos años. Las personas mayores con problemas relacionados con los opioides presentan mayores tasas de trastornos degenerativos, problemas circulatorios y respiratorios, neumonía, dificultad para respirar, diabetes, hepatitis y cirrosis hepática que sus pares y los jóvenes consumidores de drogas. También pueden ser más propensas a las infecciones, las sobredosis y el suicidio.
Asimismo, sus redes sociales pueden verse reducidas debido a la muerte prematura y la estigmatización, que puede profundizar la exclusión social y el aislamiento de sus familias. El estigma y la vergüenza de seguir consumiendo drogas pueden actuar también como un obstáculo para buscar ayuda.
La base empírica en este ámbito es muy limitada y es preciso evaluar en mayor detalle las intervenciones innovadoras. No obstante, es posible destacar algunos indicadores procedentes de varios estudios:
Las implicaciones para el desarrollo de respuestas destinadas a este grupo en el futuro son: